22 de diciembre de 2011


 Hola a todos!!

Me agrada la idea de escribir algo diferente en estas fechas.

Así también, espero y deseo de todo corazón que la pasen sensacional en estos días, junto a la compañía de los seres queridos.

Les envío un enorme abrazo y sin mas, los dejo con mi relato.

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UNA DIFERENTE NAVIDAD


– ¡Pero te has vuelto loco! ¿Cómo que quieres ser un reno? ¿Te cayó mal el alimento verdad? – Vocifero Otón y empezó a reír sin parar. 

Para Modesto, era increíble que, su mejor amigo, se burlara de su único y gran sueño: Ser Reno oficial de Santa Claus, y es que, siendo un pavo que no alcanzaba la edad adulta, no lo dejaban ni siquiera alejarse de grupo. Su madre, Ofelia, había perecido en el Día de gracias del año pasado y, se había quedado a salvo escondiéndose detrás de los arbustos nevados. Semanas después, Santa Claus pasaba buscando a Rodolfo y lo encontró más muerto que vivo. Preciso que, sería buena compañía para el pequeño grupo de pavos que siempre su esposa cuidaba celosamente como mascotas.

– Porque te burlas Otón, en verdad, veo que es una noble acción lo que hacen una vez al año con Santa y, me encantaría estar ayudándolo. ¡Le debo mi vida y sé que puedo lograr ser un reno de verdad! – alego con vehemencia y, dándole la espalda a su amigo, se dispuso a caminar con dirección al establo, donde, Rodolfo y compañía se encontraban degustando de una buena comida.

– ¡Otra vez tú por aquí! ¡Pero si que ch…! – Grito a todo pulmón Rodolfo y se dispuso a darle una mordida, cuando:

– ¡A ver a ver, momentito Rodo, que bien podría ser tu reemplazo si te saltas la cerca para ir a visitar a Nieves otra vez! – Comento Teo y los demás, empezaron a burlarse de Rodolfo.

– ¡Muy chistosito te crees Teo, pero el que manda aquí soy yo! ¡Y sino estoy yo, nadie más se va de aquí sin mí! – Dijo enojadísimo y prueba de ello, su nariz enrojeció. 

Y con una mirada cálida y voz tenue, se dirigió Modesto a todos los renos:

– Si, sé que soy un simple pavo, pero tengo algo que no podrás tener: sencillez y amabilidad. Sé que no tendré enormes patas, ni mucho menos unos grandes cuernos, pero puedo soportar la carga y el frío con mis pequeñas y frágiles plumas. Tengo la fe de que lograré mi objetivo! 

Casi todos quedaron impactados ante las palabras de aquel pavo, con lo cual, no se atrevieron a decir alguna palabra. Pero Rodolfo siguió carcajeándose y degustando de aquella comida.

Llego el día 23 de Diciembre, Santa despertó muy temprano y se dio cuenta que la cerca estaba intacta. No conforme, prefirió ir al establo a darse una vuelta y ver que todo estuviera bien, ahí, lo esperaba una sorpresa: Rodolfo no se encontraba y la Navidad peligraba.

– ¡Me llevaaaaa! – Grito Santa a los demás renos – ¿No lo podían detener ustedes? ¿O me van a decir que le tienen miedo? ¿Para que rayos le sirven esos cuernos? 

– Santa, se lo advertimos, pero él es tan terco, que prometió no tardar y pues… – dijo muy apenado Teo. A su vez, se quedo pensativo y prosiguió:

– Yo se que le va a sonar raro, pero, igual podríamos encontrar un reemplazo ¿No cree?, además, Rodolfo solamente se encarga de entregar regalos cuando… bueno… cuando usted no puede entrar por la chimenea, no le gusta estar con nosotros jalando el trineo. Los chicos y yo nos podemos hacer cargo de llevarlo y Modesto puede ser su ayudante.

– ¡Modesto! ¡Pero si solo es un pavo que mi esposa tiene por mascota! – Comento Santa con incredulidad, aunque a la vez, pensó para sus adentros: No estaría mal la idea, aparte de que le daría una lección a Rodolfo.

– Ok Teo, ve a buscar a Modesto y vamos a ver que dice, porque igual, el pobre no debe tener idea de la propuesta que estás haciendo – respondió Santa no tan convencido del todo. Cuando, debajo de una manta, Modesto salió corriendo y se aventó a los pies de Santa para agradecerle la oportunidad. Él había escuchado todo, pues desde que vio salir a Rodolfo del establo, entro sigilosamente y se escondió para pasar la noche allí, junto a los renos.

– Pues chicos, iré por mis cosas y a despedirme de mi esposa. – dijo alegremente Santa y, levanto entre sus brazos a Norberto. – La señora Claus debe de tener alguna bufanda para ti amiguito. 

Y con una enorme sonrisa, Santa se dispuso a caminar con Modesto hacia la casa.

Otón no cabía de la sorpresa cuando, vio a su amigo y a Santa Claus, sentados en el trineo y dispuestos a partir con los renos. Los cientos de regalos ya habían sigo cargados y Teo charlaba con los demás sobre la trayectoria que seguirían. 

– Adiós amigo, recuerda que siempre hay que confiar en nuestras metas y deseos. – grito alegremente al mismo tiempo que se alejaban de la casa y un “Jo, jo, jo, jo” hacia ecos entre el cielo y la nieve. La Navidad comenzaba por todas partes del mundo y Modesto, acababa de lograr algo que nadie más que él, creía.

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Dedicado especialmente para la persona que, entre juego y juego, sugirió la idea de este relato. Prof. Salomón Páramo: Le agradezco por su infinito apoyo en mi carrera profesional y personal. 











5 comentarios:

  1. Me gustó mucho, muy original!!

    FELICES FIESTAS!!

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  2. Me recordó mucho a Babe, el cerdito valiente que quería ser perro ovejero XD

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  3. Que hermoso... un buen mensaje para estas fechas... felicidades.

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  4. XD, qué original! aunque deberías revisar un poco el texto, hay algunos errores ortográficos

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  5. ¡El pavo que salvó la navidad! Lo bueno interesante es que que no se ofreció él si no que lo mencionaron. Es bueno que otros conozcan nuestras aptitudes...

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